Que será, será…

Adivina adivinanza, que será lo que estoy sintiendo, que no tengo sueño ni hambre, que el corazón se detiene, que el estómago me arde. Adivina adivinanza, si me pecho queda abierto y mi cabeza se cierra a la verdad delirante.

“Desencajado, desentendido de meter polla en caliente cuando me tocan el mambo, no a diario, pero a menudo frecuente.

Eunuco me he quedado sin querer saber que me ocurre, que me pasa, el porque de este estado impertinente.

Llamó sin tocar el timbre, sin avisar que venía. No había encendido las velas, ni puesto las mejores galas. En pelotas abrí la puerta, desnudo a piel descubierta. Desprovisto de las armas con las que lucho en cualquier contienda.

¿Dónde vas?

Vengo a quedarme , me dijo sin que hubiera nadie.

¿Tu sólo?

Yo solo, sin que nadie me acompañe.

Sin ni siquiera entrar, me acarició con las mieles de lo que no ha comenzado. Me susurró ilusiones de un futuro inventado, y se coló en mi vida sin haberle yo invitado.

Ya instalado en mi cuarto, me hizo promesas vacías de que en él había alguien, que esperaba el momento justo, para pasar por mi calle.

Me agarré con fuerza a mi inquilino, queriendo a veces echarle, pues no pagaba el alquiler, prometido en el primer instante.

Olvidé el sabor intenso, de otros frutos a mi alcancé. Deseché cualquier oferta de follar sin mas amarre, y así, durmiendo con mi enemigo, dejé que en mi se quedase, sin oponer resistencia a la locura de amar, sin que haya nadie que te ame.

Rezo, sin creer en providencias, lucho porque la lluvia le arrastre, grito que se pare el mundo, para poder expulsarle. A ratos, cuando me siento fuerte, le castigo con indiferencia para atraer a su acompañante, mas los instantes fingidos de un no puedo vivir sin amarte, se desvanecen al ver sus ojos, que viven en otra parte.

Amor, si vas a quedarte mucho, tráeme un cuerpo al que yo pueda anclarme, pues amar a un ente difuso, no es amar, es de a pocos desangrarme”

El secreto de adivinar, no es leerme con detalle, es vivir en el Amor, a ratos correspondido, muchas veces en soledad, en soledad sin amante.