Su destino en una mirada

00.-  Como si pudiera cortarla con un cuchillo, la niebla rodea mi vida, para impedir que vea mas allá de mis sentidos. De libro. Qué sería de las pelis de terror sin la espesura blanquecina que centra las miradas en el protagonista en cuestión.

Sola de nuevo, como al principio, como siempre. Mi coche avanza, buscando la salida, sigo la línea blanca para no perderme en el camino. Silencio, oscuridad, no hay vida, cuando el gris se apodera de nosotros.

El impacto me saca del ensueño en que me encuentro. No quito el contacto, respiro, pienso en huir, recapacito, casi puedo oír los latidos que la banda sonora ha puesto en la escena. Mis ojos se abren paso en lo que no quieren ver, y la cámara lenta me muestra su cuerpo sobre el asfalto. Sumergida en mis recuerdos, busco en que rincón de ellos se encuentra. Te tengo.

20.-  1 hora antes. Autómata pasa mi compra por el lector y su azul contra mi verde están clavados, atrapados día a día en nuestras miradas, disfrutando de los segundos que nos regalamos, cuando yo le busco en mi quehacer y el me espera en su rutina. Tecleo el pin sin perderle, me da el ticket sin rozarme. Me encamino a la salida, escapando del trance, y es ahí cuando escucho.

–   Mírame como a ella.

Me giro sin pensar, encontrando la oscuridad de unos ojos que mi miran. Bocanada de hielo mis parpados congela. Sigo mi camino, cierro la puerta. Te tengo.

19.-   55 minutos antes. Un metro de ida y vuelta surcan los pasos de Él, observando el azul del cajero, a la espera de volver a ver la magia, cuando unos ojos se encuentran. Los pasos se hacen zancadas, el metro se le termina antes de haber empezado. Sitiado en el desespero, de no volver a ver la escena, agarra el cuchillo que de su cinto cuelga, avanza hacia el azul que le atrapa y lo tiñe de rojo, rebanándole el cuello.

18.-  52 minutos antes. Limpios, verdaderos, los ojos castaños del que me ayuda a diario con el peso de la compra, se acercan sonriendo, liberándome del plástico que está dañando mis manos. Organiza el maletero mientras busco las monedas para hacer el intercambio. La lluvia se deja entrever con el olor a barro mojado.

–   Lloverá.

–   En tres minutos me marcho.

17.-  49 minutos antes. Como alma que lleva el diablo, temeroso de la oscuridad de sus ojos, sale él despavorido, a sabiendas que el negro siempre será su destino. En la mano su cuchillo, a sus espaldas la muerte. La puerta se cierra de golpe encerrando el griterío.

Rápida panorámica de un parking que ni respira, solo un motor que se acerca, solo esa es su salida. Sobre dos ruedas va el mendigo sin conocer su destino, encontrándose de bruces con el filo del cuchillo. Sus miradas no se cruzan. Su cuerpo despedido. Los pies de Él mojados de sangre que derrama su cuchillo, se van limpiando con agua, de la lluvia que ha venido.

16.-  30 minutos antes. A lo lejos el verde me indica que puedo seguir avanzando, si acelero lo consigo, si freno el rojo llamará a mi puerta. A la acera se acercan los botes de su pelota, al bordillo sin mirarme, al extremo sin darse cuenta. El balón se le ha escapado y el niño en la carretera se adentra. La madre desencajada su nombre grita sin tregua. Solo oigo el chirriar de mis ruedas que se acercan, y mis ojos solo ven, la inocencia de una infancia, que de miel se colorea. In extremis se detiene el coche, sus manos mi capó acarician. Rauda la madre le abraza, para volver a la acera. Cámara lenta en primera, sin poder mirar al frente, pues la miel de su mirada, en fotogramas me tiene, reanudo mi carrera.

15.-  26 minutos antes. Los relámpagos iluminan la oscuridad que Él lleva a cuestas. Los ríos que van calle abajo, le arrastran hacia la víctima que le espera en la cuneta.

– Verde para nosotros mi vida.

La moto queda tirada en el borde de la acera. Él corre sin mirar atrás y en el bosque se adentra. La infancia sale del niño para ocultarse en la maleza y la tristeza atrapará el futuro de un hombre, que no volverá a sentir sus piernas.

14.-  20 minutos antes. El rigor rutinario en el que se suceden mis días me detiene nuevamente. Entremezclados los aromas de la tinta sobre el papel, me llevan de viaje por el tiempo, llegando hasta la niña que pasa las páginas al compás de la lectura de su padre. El aguamarina y verde de su mirada me devuelven al presente. El oleaje de sus pestañas me arrastra hasta la orilla de unos ojos que no engañan. Con las vueltas del dinero, la quiosquera me rescata y sin volver la vista atrás, reanudo mi cansina marcha.

– No hace día de carreras.

– Correré 20 minutos, que la lluvia me acelera.

13.-  18 minutos antes. Imparable, la niebla, se va colando entre las ramas. Ya no hay nada que la pare, ya el silencio se vuelve escarcha. Los pájaros expectantes. Él perdido en pensamientos, ella corre hacia su espada. Colisión entre dos cuerpos que sin buscarse impactan. El desconcierto inicial les atrapa en sus miradas. Él sobre ella tendido, ella bajo Él atrapada. Él desenfunda su arma, que esta vez no tiene filo, ella no articula ni palabra. Él con sus manos avanza, ella espera el momento justo, Él con fuerza penetra su cuerpo, ella siente como una daga. Una voz le grita por dentro al sentirse violada, busca niña, usa tus armas. Él solo escucha un zumbido y después siente arder su cara, cae de espaldas al suelo, mientras ella se levanta, el se pierde entre lo oscuro, ella se esconde entre las ramas y los pájaros le secan las lágrimas que a comenzar derrama.

12.-  15 minutos antes. El chasquido de la llave al girar, queda impreso en mi memoria, Los brazos del que es mi amado, amando el cuerpo de otra. Su gris contra mi verde, sin parpadeos, sin un lo siento, de frialdad contenida, retienen la secuencia.

– Llegas pronto.

– La lluvia.

– La niebla.

– ¿ Te acordaste de mi postre?

– Me olvidé.

– Vuelve.

11.-  11 minutos antes. En cobardía, Él es que gana la partida.

10.- 10 minutos antes. Acelero sin meter primera. La lluvia que me cubre limpia la rabia contenida. Mente en blanco, tranquila, busco, encuentro el final.

09.-  9 minutos antes. Él sumido en su propia mierda.

08.-  8 minutos antes. En el maletero un bidón.

07.-  7 minutos antes. Ya ni lágrimas le brotan de sus ojos muertos en vida.

06.-  6 minutos antes. En mi bolso un mechero.

05.-  5 minutos antes. Que su voz Él ya no escucha.

04.-  4 minutos antes. En mi mano la llave, que terminará con mis desvelos.

03.-  3 minutos antes. Ni el corazón le palpita.

02.-  2 minutos antes. Ya impregnada por entero, la llama hace su entrada.

01.-  1 minuto antes. Él se tiende en la calzada.

00.-  “El impacto me saca del ensueño en que me encuentro” Te tengo.

Nada Él, nada yo, y nadando del 0 al 20 nos quedamos divagando.

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61 comentarios en “Su destino en una mirada

    1. Ains, llevo el día dando vueltas a que quizás quise compactar demasiado.
      Solo somos un hombre y una mujer, que enlazan su destino con las personas que se cruzan en su camino. Ella primero para el rematar.
      Msñana me dices Jjj y me tranquilizas jajshaga

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      1. Hay que estar en la misma ola contigo….pero tus olas tan revuetas…que no llego a menudo.jajajaj He releido con la cabeza despejada ..ya es otra sensación, todo esta clarisimo y genial. Un beso . Esta nublado en Murcia y hace frio.Un abrazo.

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    1. Y de repente apareces, dos días divagando en el porque, por donde seguir. Y llegas colocando todo en el sitio escogido. De donde parten las ideas, del final o del principio, quien de los dos dio el primer paso, quien decidió que el resto viniera …. Eso, eso ya es otra historia

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    1. Jajaja, algo más que sangre, el destino no esperado.
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      1. Aparte, estoy en una competencia conmigo misma, a ver cuál de mis blogs llega antes al millón de visitas y estoy apoyado al que ya quedó muy lejos.
        Estoy compartiendo posts en grupos de facebook y me lleva mucho tiempo, en cuanto pueda voto por ti, querida ¿por quién más?

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