Mirando dentro II

El tiempo, tan presente siempre en mis relatos; relativo según el prisma con que se mire. Digamos que pasó un año a toda prisa o 365 días ralentizados. Hoy con la perspectiva de mi lado, miro dentro de otros, que siguen allí encerrados.

Desorden en mi mente, en el que colores, tamaños y formas, se juntan formando una mole. Montaña de sensaciones que me llevan al negro y en la oscuridad en que me encuentro, acaricio la hojarasca que en mi mundo me tiene preso.

De mis manos solo sale organizar mi cerebro. Lápices rojos, del más grande al más pequeño. De ahí paso a los naranjas; invirtiendo el camino marcado, dibujando un oleaje en el que busco el amarillo. Con los clips metalizados, hago un círculo perfecto, en el que encierro un mar, donde yo solo me baño.

Recomponiendo un mundo en el que nunca nada estuvo en su sitio paso los días. Solo un recuerdo ordenado. Flotar en ti, mamá, flotar en tus aguas sin haber visto la luz siquiera y cuando el aire por fin entró por mis pulmones, cuando cortaron el cordón que nos mantenía unidos, todo se mezcló en mi cabeza, dejándome para siempre encerrado en la maleza.

No estoy ciego porque veo, veo pasar la vida paralela a lo que siento. No estoy sordo porque oigo, mas las letras se amontonan sin encontrarles sentido. No estoy mudo, pero en el camino que recorre el pensamiento a mis labios, se me pierden las palabras y solo puedo escuchar mis gritos. Lo único que me reconforta, son tus dedos sobre las teclas acariciando el piano.

Los tumultos me aceleran, la soledad me inquieta, el espacio abierto acojona, la música me embelesa.

Tus abrazos me dan la vida a la vez que me la roban. No me toques, no te alejes. Quédate donde pueda verte, conmigo mas sin tenerme. No me mires suplicante haciendo flaquear mis fuerzas, pues yo nunca voy a ir y no quiero verte arrastrada a un mundo donde no hay salida. No me invadas, no me dejes, no me aceches. Siénteme pues estoy muy cerca, mucho más de lo que crees. Aprovecha tus desvelos y acaríciame los sueños y cuando abra los ojos, solo quiero que me cantes para poder regresar despierto, a nuestro mar de consuelo donde siempre debí quedarme.