Historia de dos verdades

Lo que soy y lo que siento. Los propósitos que tengo y que solos bajan peldaño a peldaño sin encontrar la subida. Lo que valgo teniéndolo todo sin poder siquiera rozarlo. Compro y vendo pensamientos, a veces regalo caricias, en ocasiones robo besos, me ofrezco como un chollo y recojo a precio de oro. Consumida en un mundo de consumismo absoluto, sin dinero de por medio, mas pagando el peaje del trueque de sentimientos.

Ingeniera de mi cuerpo necesito reconstruirme. Como Leonardo en el siglo XXI calco en mi mente las medidas perfectas de un Vitruvio al que nadie pondrá pegas. Con el exterior rematado comienza lo más delicado imposible de copiar, no hay reglas. El instinto te transforma, la vida te lleva por caminos escarpados, un te quiero te apacigua, un te odio te envenena, una piedra en el camino puede truncar los planes cuidadosamente marcados.

Imprevisibles somos cuando por dentro nos buscamos, mas si me agarro a la base, nadie conseguirá derribarme. A lo físico me ciño para asentar la estructura. En el cráneo mi cerebro, las vísceras bajo mi pecho, huesos encastrados sujetos por ligamentos, a buen recaudo mi corazón rodeado de esqueleto.

El proyecto de mí misma está casi rematado, solo me falta un detalle, el confluir de lo que ves y lo no palpable. La unión de mi cuerpo y todos mis sentimientos.

De tiro perfecto quiero en mí una chimenea que me atraviese, inoxidable a las lágrimas, inquebrantable al dolor, maleable a un lo siento. Necesito un conducto extractor de lo que hace temblar mis cimientos y la trayectoria perfecta solo puede ir desde mi coño a mi boca, las dos verdades por las que vuelves cada noche a removerme por dentro.

Limpia, impoluta, preparada para volver a vivir en mí. Devuelvo mi ropa a los cajones y distribuyo por mí misma los recuerdos que necesito para avanzar.

Solo me queda sentarme a esperar, esperar a que vuelvas, se que lo harás, tu instinto depredador te tiene atrapado entre mis cavidades y cuando vengas a joderme de nuevo, te estaré esperando con las piernas abiertas, recibiré tu polla sin sorpresas, exprimiré hasta el último segundo el placer de tenerte dentro, dejaré que abraces mis espasmos mientras culmino y cuando escuche los gemidos que anuncien tu partida, usaré mi nueva tubería para escupirte a la cara todo el semen derramado que atrapada a ti me ha tenido.