Odio escocido de amor olvidado

Una desazón corroe mis zonas bajas descontrolando la dirección de mis dedos.

Mis pequeñas han vuelto a casa y yo sin nada en la nevera y ni una manta para darles calor.

Que recuerdos cuando las criaba entre mis piernas balanceándose juguetonas sin parar un solo instante de recorrer mis labios.

Relación amor odio diría yo.

Tras días de desvelos siempre llegaba el ajuste de cuentas.

Tengo mis dudas de si Medea disfrutó lo mismo cargándose a sus retoños.

Una vez tomada la decisión disfrutaba del paseo hasta el baño desnudándome despacio de cintura para abajo.

La Gillette ejecutaba certera bajo mi sonrisa infame lo que quedaba de vida tras un rasurado prefecto.

Mi pierna derecha sobre un grifo que se abría en cascada, para así arrastrar lo que desde mi coño se despeñaba.

Unos días de tregua, y al calor del hogar, volvían siempre a casa.

Me pica, me pica mucho y no puede ser que hayan vuelto si no tengo que ofrecer.

–Te quiero mi niña y esto hay que cortarlo de raíz, me dijiste hace mucho cuando nos conocimos.

El láser me cambió el nombre, la dirección y borró algún que otro tatuaje.

Atacama invadió mi cuerpo resecando los humedales y dejando todo desértico.

Me pica joder y cachonda no estoy, pues también te encargaste de quemar mi deseo.

Solo tenias que dejarme algún puto recuerdo. No arrasar con todo como una apisonadora.

Te rogué que no borraras mis ladillas. Nadie se daría cuenta. No me rascaría. Te lo prometí.

Tú, sordo a mis ruegos, no volviste a oir mis caricias.

Ciego de dudas dejaste de ver mi vida, me mataste, me anulaste.

–Soy puta, estoy aquí y no voy a irme nunca,  te gritaba sin parar.

El tiempo me enseñó a bajar el tono y a calzar Manolo Blahnik.

No hay cosa más bella que una zorra con estilo.

Hoy mis pequeñas han vuelto y tengo que hacerles sitio.

Prepararé su casa con esmero injertando, si es necesario, los pelillos uno a uno.

Sufriré mi penitencia por haberlas desterrado.

Seguro me arrepiento de haber abierto las piernas de nuevo.

Quizás tire de cuchilla si la cosa se pone fea.

A la raíz se agarran las liendres, y como todos, volvemos a lo somos, e intentamos no soltarnos

Posiblemente volveré a recurrir al láser, pero esta vez, la decisión será mía.

111 comentarios en “Odio escocido de amor olvidado

      1. Quería yo comprarles arneses para que hicieran puenting seguro y lo más pequeño que venden es para cobayas.
        ¿te lo puedes creer?
        Me alegro por el resto. Mi piel de porcelana no resiste el tratamiento. Que putada jajaja.

        Le gusta a 1 persona

  1. Fran

    Supongo que eso son las consecuencias de los actos. El otro día oí que el rasurarse aumenta el riesgo de contraer enfermedades, entonces por lógica quizá sea mejor no rasurarse. No sé, pero a veces hay que cuidar la salud por encima de otras cuestiones.
    Un abrazo, y espero que se te solucione.

    Le gusta a 1 persona

  2. Joder con lo fácil que es unas inyecciones de penicilina, mano de santo, adiós a las ladillas las liendres y las ganas de joder una temporada, pero solo hasta que se te pasa el disgusto, después como si nada. Siempre tiráis por lo más complicado. 😉

    Le gusta a 2 personas

      1. Jajaja. No se trata de mirar a otro lado, más bien de dejarse de arrascar. ¡Sí, monisimas! y muy putas, les gusta más el sexo que a un tonto un lápiz.
        Prefiero cogerle el gusto a otras cosas, no se … como el arroz con leche, por decir algo. 😉

        Me gusta

  3. Pingback: Premio Junior 2017 Especial Margarita Ruiz | Junior

    1. Qué negatividad… Si vieses lo bien educaditas que las tengo.
      Tan monas, te darían ganas de achucharlas en dos días.
      Jajajajaja menos mal que nos quedan los relatos para podernos reir y poder conpartir muchos ratos.
      pd. jajajaja te dió tanto asco que ni al like le diste jajajaja

      Le gusta a 1 persona

  4. Pingback: Original Blog Post Award. Premio al blog original. | Junior

  5. Pingback: Odio escocido de amor olvidado — marguimargui – Mariferh

Deja un comentario