Era tan feliz en los 90. Desde mi ventana respiraba la ebullición que por las calles corría. Chatarreros a los que todo les valía, tapiceros que sin tela se mostraban, afiladores silbando en mi oído, que dejarían a punto sus armas sobre mi mesa. Los fruteros, en las aceras, me enseñaban el dulzor de sus promesas y butaneros que solo con ver mi mano, subían al cuarto piso cargados de calor, con mi puerta siempre abierta.
si quieres mas…
