Me resistí, intenté convencer al resto para que no abandonaran el cuerpo que les albergaba. Era duro luchar contra corriente, lo sé, pero qué nos quedaría si nos rendíamos. ¿Deambular en busca de alguien que quisiera acogernos? No es fácil que otros quieran quedarse con lo que se ha desechado.
Busqué a ciegas los lugares clave en los que siempre me respondía. En soledad recorrí sus rincones, pulsé sus teclas para hacerle reaccionar. Repetí las tácticas que tantas veces me habían hecho triunfar, haciendo que la pasión se desbocara y el amor le llevara al desenfreno. Ni un músculo se le movió, ni un gesto que me alentara a continuar con la incitación.