Anidando en tu espacio

Un sillón, una copa, un cigarro, una canción… recostada me escucho por dentro en silencio atronador y con los ojos cerrados, los latidos siempre callados arremeten incesantes e invaden el infinito espacio que en mi oscuridad he creado.
Recorro despacio el camino que el oxigeno ha tomado, violando mi intimidad, se inmiscuye en mis entrañas, yo le sigo desde atrás, observo su caminar, y no
divaga el puñetero, me ha mancillado mil veces y conoce su destino, no se detiene ante nada, ni se entretiene a rozar cualquier otro derrotero. Stop… me detengo y doy un paso atrás mientras se llena mi pecho, expandidos mis pulmones me preparo a la estampida, que me lanza como un misil, directo al corazón, que en oquedad cavernosa, a su ritmo me recibe. El bombear incesante embarga todos mis sentidos, solo siento el palpitar, solo se que quiero quedarme, dentro de mí está mi casa, quiero anidar en mi centro, mas no hay sitio para los dos, no hay lugar en mi pecho, para que viva mi corazón conmigo misma adentro.
Brazos y piernas en cruz a las paredes anclado, ganando unos segundos para pensar un destino deseado.
Si en mi cuerpo no hay espacio para anidar mis deseos, seré aire de suspiros de quien por amor sufrido, su corazón malherido, en la batalla haya perdido.
Ya te tengo, puedo sentir el temblor del eco en tu interior, te tengo, lo sabes, voy hacia ti, no escapes, no te escondas pues siempre podré encontrarte, no me des la espalda, pues no quiero golpearte, te tengo, déjame entrar, déjame quedarme, llenaré tu cuerpo vacío con mi cuerpo en un instante, te tengo, no llevo maletas, ni muebles, ni equipaje, entraré sola, desnuda, anidaré en tu espacio, silenciaré el eco que te invade, te tengo, ¿ lo sabes?, y si alguna vez vuelve a tu cuerpo el corazón que un día se perdió entre los valles, solo tendrás que pedirlo, y anidaré en otro cuerpo que mis suspiros aguarde.

108 comentarios en “Anidando en tu espacio

  1. Frío me has dejado a pesar de ser un lugar tan extraño,
    como albergar un alma tan grande en un lugar tan pequeño.
    Cuando tu alma necesita la libertad que alberga el campo abierto,
    con sus amaneces y sus ocasos,
    con calmas y sus tempestades,
    con la paz de la noche y su canto.
    No dejes que te encierren entre cuatro paredes
    o como al ave silvestre se le apaga su canto al
    encerrarla en una jaula.

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    1. Se está tan a gusto sin oír nada, solamente los latidos, resguardada, meciéndome como si estuviera drogada…
      Si drogada… Placer parecido, así como si el tiempo no pasara y los días fuesen noches, sin que nada me roce, flotando sin sentir nada

      Pd pajas mentales

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