La humedad, disfrazada de pintura resquebrajada, entumece los recuerdos de lo que un día fue, y hoy, cerrado a cal y canto, permanece en el olvido. Las termitas se han instalado a su antojo y el olor a rancio emborrona el clamor de los aplausos que me calaron los huesos cuando un día os hice libres.
Candados fijando puertas de un teatro desvencijado; condenado al olvido. Años paseando por delante los porqués de quedarme callada, de no atravesar sus ventanas. Arrepentida de consentir que hicieran con vosotros lo que quisieran. Enfadada conmigo misma por no escuchar vuestras quejas.
En sesión privada, con la ruina haciendo mella, vengo a rendíos cuentas.
si quieres mas…