Fragilidad de un momento

¿A que jugamos invadiendo una gota con las manos?, inconscientes, pero a sabiendas que con siquiera rozarla, resbalará entre los dedos, para convertirse en agua.

Una imagen, un cabello, unos ojos traicioneros, ¿en qué momento?, no recuerdo, dije si, estoy de acuerdo, que solo tu nombre leo y no se si es el cierto, no se lo que quieres, ni cuales son tus anhelos, no se de tus miedos, no puedo entrar en tus sueños, mas la luz de tu mirada me arrastra a decir, si quiero.

Con el diablo de testigo, en la nada nos encontramos, frente a frente en el vacío, tu y yo solos en la oscuridad de palabras y el maligno escondido, a la espera de que alguno ponga la primera pieza para construir la montaña.

De la letra del comienzo vamos amontonando palabras con la delicadeza del momento. Con sumo cuidado ascendente, sin prisas pero valientes, sin pausa pero con tiento, vamos colocando fragmentos de la vida en sentimientos.

Agotados del camino recorrido, que fueron horas convertidas en segundos; acurrucados en la cima del montículo, nos dejamos llevar por el sueño, dejando que reposen sensaciones que en la oscuridad han surgido.

Cegada por el fuego del infierno, despierto, y el puzle levantado con esmero comienza a arder al momento. Las comas arden ya en mis manos, los acentos se funden entre los dedos, los puntos son infinitos cuando te muestro mi cuerpo. Ya no hay pausa que nos frene, ya el cuidado muere en deseo y sin medida saltamos a sofocar el incendio.

Solo tu piel, me pediste, y en tus ojos ponte un velo, quiero sentir tu espalda acariciando mi pecho. Tus manos se hicieron dueñas de mis senos al momento y tu boca susurraba, te deseo, por mi cuello. Me deslizo por tu cuerpo en la oscuridad que me encuentro y a tientas siento que llego al centro de tus jadeos, entra en mi cuerpo tu llama, amarrada yo a tu cuello, subida sobre la hoguera en la que nos deshacemos.

Arrasados hechos ceniza esparcida por el suelo, vemos lo que ha quedado de nuestro mundo perfecto. Ya no hay vida a nuestro lado, nuestra montaña es un yermo que llora carbonizado sin contener el lamento.

¿Cómo comenzar de nuevo? Desandar lo ya avanzado. Que frágil se me antoja el día sin saber como atacarlo. La torpeza se hace dueña y cada vez que coloco una carta en la montaña, como si el viento la llamara, la lanza hacia el infinito, sin poder volver a encontrarla.

Fragilidad de un suspiro que se pierde en la mañana, ¿qué somos en este mundo si la fragilidad nos embarga? Somos eso, ya lo he dicho, un suspiro en la mañana…

 

56 comentarios en “Fragilidad de un momento

  1. Somos eso… Tú lo has dicho..

    Un suspiro en la mañana
    Una vida que se mueve
    Un placer que no se acaba
    Unas manos que al contacto
    Se convierten en espadas
    Que cortan toda distancia
    Que entre los dos se ubicaba.

    Somos solo un suspiro
    De alguien que así jade a
    Mientras el amor le hacía
    Sentir más allá del Alba.

    Bellas estas letras mi Margui… Me hicieron pensar…

    Abrazo gigante

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    1. Si entre suspiro y suspiro mi vida entera se pasa, he de contener el aliento, para que no se deshaga.
      Que al respirar mi vida sigue y te quedas a mi espalda.
      Que mirar atrás me conmueve y remueve mis entrañas.
      Que el futuro incierto estremece y bloquea mis mañanas.
      Aquí y ahora me quedo con la boca bien tapada.

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